Innovación VS Disrupción VS Perturbación Educativa

Mucho se viene hablando sobre la Innovación educativa y la Educación Disruptiva durante los últimos meses. En las redes podemos encontrar infinidad de artículos interesantes sobre estos temas pedgógicos contemporáneos. Puntos de vista convergentes y divergentes son planteados a diario por diferentes personalidades educativas internacionales que se han convertido en nuestros grandes referentes socio-tecno-pedagógicos.  Portal de Economía Solidaria

aaa
Foto de: http://www.whateer.com

Es por eso que en esta entrada vengo a compartir con ustedes un nuevo concepto acuñado por el consultor empresarial Adam Lloyd, que quisiera adaptar al contexto educativo en el que estamos viviendo hoy día. Se trata de la Perturbación Educativa. Lo traigo a la palestra digital porque me interesa iniciar una reflexión profunda con todos ustedes mis queridos lectores, y quizá hacer el movimiento detonante para iniciar un debate sobre este interesante neologismo pedagógico.

Pero, creo que es meritorio definir los términos principales antes de entrar en el ruedo del debate:

Innovación:
Ángel Fidalgo lo define como una novedad introducida en el proceso formativo que permite reducir el tiempo empleado por un alumno en aprobar una asignatura, a la vez que adquiere conocimientos, habilidades y capacidades a través de un paradigma basado en el aprendizaje, utilizando tecnologías de la información y las comunicaciones. Es decir que cualquier innovación introduce novedades que provocan cambios; esos cambios pueden ser drásticos (se deja de hacer las cosas como se hacían antes para hacerlas de otra forma) o progresivos (se hacen de forma parecida pero introduciendo alguna novedad); en cualquier caso el cambio siempre mejora lo cambiado; es decir, la innovación sirve para mejorar algo. La mejora puede ser reducir el esfuerzo; reducir el coste; aumentar la rapidez en obtener resultados; aumentar la calidad, satisfacer nuevas demandas, etc. Para que estas innovaciones tengan éxito el coste de introducirlas debe ser asequible para los usuarios de dichas innovaciones.

Para Alfonso Florelis la innovación educativa es un fenómeno complejo, impreciso, donde convergen diferentes interpretaciones y perspectivas, dependiendo del ámbito de acción donde se desarrolle, ya sea político, social, personal o escolar. En este último, la innovación puede ser entendida de diversas maneras, debido a que en el sistema educativo, intervienen diferentes actores, tales como investigadores, administradores, maestros, los padres, los alumnos, entre otros  que de una manera u otra intervienen con su pluralidad u óptica para abordar y entender el tema. La  innovación educativa está más vinculada a la práctica pedagógica que a la reformista. Es decir, está más relacionada con el contexto metodológico, donde el docente aborda sus objetivos a través de nuevos procesos, técincas y estrategias de enseñanza en la sala de clases. Desde esta perspectiva, el cambio educativo, se vislumbra como un proceso  las personas que hacen vida en el centro educativo, por lo que un cambio debe ser llevado paulatinamente, involucrando a los grupos de interés, a fines de que el impacto sea menor y puedan alcanzarse los objetivos y metas propuestas, ya sea por el estado,  por la institución o por el maestro del aula.

A menudo hablamos de innovación como algo novedoso que promueve el cambio y la mejora en un ámbito determinado. Sin embargo, conviene aclarar este concepto. Si tomamos como referencia la definición que hace la RAE, innovar significa “mudar o alterar algo, introduciendo novedades” pero lo que para mi centro puede ser una novedad para otro puede no serlo. Cuando hablamos de innovación educativa estamos indicando que hay una novedad en el aula, si tomamos este término, no como sinónimo de nuevo sino como “cambio producido en algo”, es decir, no es necesario inventar la rueda de nuevo (Polar Innovación Educativa).

Para Alfonso Florelis la innovación educativa es un fenómeno complejo, impreciso, donde convergen diferentes interpretaciones y perspectivas, dependiendo del ámbito de acción donde se desarrolle, ya sea político, social, personal o escolar. En este último, la innovación puede ser entendida de diversas maneras, debido a que en el sistema educativo, intervienen diferentes actores, tales como investigadores, administradores, maestros, los padres, los alumnos, entre otros  que de una manera u otra intervienen con su pluralidad u óptica para abordar y entender el tema. La  innovación educativa está más vinculada a la práctica pedagógica que a la reformista. Es decir, está más relacionada con el contexto metodológico, donde el docente aborda sus objetivos a través de nuevos procesos, técincas y estrategias de enseñanza en la sala de clases. Desde esta perspectiva, el cambio educativo, se vislumbra como un proceso  las personas que hacen vida en el centro educativo, por lo que un cambio debe ser llevado paulatinamente, involucrando a los grupos de interés, a fines de que el impacto sea menor y puedan alcanzarse los objetivos y metas propuestas, ya sea por el estado,  por la institución o por el maestro del aula.

A menudo hablamos de innovación como algo novedoso que promueve el cambio y la mejora en un ámbito determinado. Sin embargo, conviene aclarar este concepto. Si tomamos como referencia la definición que hace la RAE, innovar significa “mudar o alterar algo, introduciendo novedades” pero lo que para mi centro puede ser una novedad para otro puede no serlo. Cuando hablamos de innovación educativa estamos indicando que hay una novedad en el aula, si tomamos este término, no como sinónimo de nuevo sino como “cambio producido en algo”, es decir, no es necesario inventar la rueda de nuevo (Polar Innovación Educativa).